Cuando fui diagnosticada con cáncer de seno o mama en etapa tres, es decir, avanzada, a la edad de 38 años, mi vida cambió drásticamente. Inicialmente no podía creer el diagnostico puesto que estaba joven, el cáncer no estaba en mi vocabulario más que cuando hablábamos de algún abuelito o abuelita que lo padecía. Nunca imaginé que me pudiera dar precisamente a mí, una mujer relativamente joven, trabajadora, aparentemente sana, con muchas ilusiones, viviendo en una nueva ciudad a la que había ido en busca del éxito y recién divorciada con mis dos hijos pequeños (6 y 7 años) dependiendo de mi en todos los aspectos.
Al escuchar del médico las palabras “tienes cáncer y está avanzado” pedía con todas mis fuerzas que fuera un error. Entré inconscientemente en la etapa de la negación. Era natural, eran sentimientos y emociones humanas como parte del proceso de duelo que en ese momento comenzaba. Un duelo por la pérdida de mi salud, de mis sueños, de mis ilusiones y del control temporal de mi vida.
A partir de ese día mi vida cambió para siempre, el diagnóstico y la lucha que comenzaba fueron un parteaguas. Mis prioridades, la manera en que vivía y enfrentaba la vida y hasta lo más cotidiano de “mi mundo”, cambió.
Cuando pude cambiar de “por qué a mí, en para que a mi” pude comenzar a transformar la adversidad en una oportunidad de aprendizaje y crecimiento. Oportunidad que cada día me ha acercado a mi misión de vida y a mis ganas de compartirla para inspirar, así sea un poquito, a quienes atravesamos por esta dura prueba.
La vida es única y a pesar de todo ¡Vale la pena VIVIRLA!
El cáncer no es una enfermedad fácil. Yo la llamo una enfermedad “bipolar”. A pesar de ser cruel y traicionera, de crecer dentro de nuestros cuerpos cobardemente y sin avisarnos hasta que en ocasiones es demasiado tarde, es también una enfermedad que aflora los sentimientos de amor, compasión y generosidad más maravillosos que tenemos los seres humanos. La lucha definitivamente no es fácil, pero a pesar de lo difícil que se vea la situación en determinados momentos, el camino está lleno de bendiciones que debemos encontrar y recibir con los brazos abiertos como parte de nuestro proceso de sanación espiritual y curación física.
Copyright © 2024 The Mayte Prida Foundation - All Rights Reserved.